lunes, 7 de julio de 2008

WHAT YOU NEED IS AN ETIQUETTE LESSON, PART II

Siempre decimos que las segundas partes no suelen ser siempre mejores sino mucho más peores y no dignos de la primera, pero yo considero que son interesantes a nivel humano explicativo porque nos demuestra que siempre hay una continuación de los hechos. No es menos el nivel de la narrativa, los planos, la dirección artística que nos defraude sino más bien el hecho de que no hay un fin después de la primera parte. Muchísimas películas nos demuestra un gran final feliz, en los que los héroes superan a su enemigo, las parejas se vuelven a juntar después de haber sufrido muchísimos obstáculos, el becario ha sido ascendido como jefe del departamento y en la sociedad se ha hecho justicia por un crimen. Nos engañan con el hecho de que existen finales y no continuaciones, que este estado de felicidad se quedará así para la eternidad y que no habrá jamás ningún conflicto o momento crítico posterior en sus vidas. A parte de las películas, las telenovelas son un claro ejemplo de estos engaños: Después de haber sufrido durante unos 200 capítulos, la protagonista que ha sido tratada injustamente se reencuentra con su amor, y juntos se declaran sus amores eternos en escenas pintorescas. Así suele acabar la mayoría de estas series y el llanto de las mujeres al ver el último capítulo no son sólo lágrimas de alegría por la pareja, sino más bien lágrimas de tristeza porque recordamos que ellos no acabarían así eternamente, sino que la vida sigue y por lo tanto, tendrían que superar de nuevo retos, conflictos y volverían a sentir alegrías y sufrir penas.

Todos los acontecimientos no tienen un fin, sino una continuidad, por lo tanto, sería inverosímil decir, que las segundas partes no son necesarias. Sí lo son, a veces, por suerte o por desgracia, pero siempre con la premisa de conciencia de que la vida es un constante círculo y que muchísimas cosas se repiten sin poder evitarlo. Desde que éramos pequeños, la educación de las tres religiones mundiales nos había enseñado que la vida es una línea (que curiosamente, si os fijáis, siempre la dibujamos de izquierda a derecha para indicarnos el camino a Jerusalén), pero yo siempre he considerado que nuestra vida se ve envuelta en un círculo eterno y que por lo tanto siempre hay un punto de partida, uno de fin y un retorno. Y no hablo de reencarnación, sino del Eterno Retorno que según Nietzsche no define su teoría como visión cíclica del mundo, sino que nos menciona que durante nuestras vidas volvemos a encontrarnos con momentos, acontecimientos, pensamientos, emociones que nos hemos cruzado anteriormente y que tenemos esta única posibilidad de mejorar y superar nuestros temores. Al contraste de Milan Kundera que nos había dictado que la vida es un ensayo y por lo tanto no tenemos ninguna prueba, Nietzsche nos dice que tenemos esta opción de volver a vivir y de mejorar nuestra postura humana y convertirnos así en el Superhombre. Personalmente no aplicaría la teoría de Nietzsche al sólo ser humano, al individuo, sino a la humanidad entera porque si nos fijamos, muchísimos acontecimientos realmente se repiten (uno de los ejemplos más plausibles sería guerra y paz) y volvemos a cometer las mismas decisiones, sean erróneas o correctas.


1 comentario:

Bielix dijo...

Como siempre, una actualización brillante! No me había planteado el tema de 'fin vs continuidad', pero tienes toda la razón en tus planteamientos. Lo que la gente llama 'fin' suele ser más bien un punto de inflexión, tras el cual viene lo que llamaríamos 'continuidad'. Así, por poner un ejemplo claro, en una relación que se acaba lo que duele no es el 'fin', sino la etapa de 'continuidad', todo lo que conlleva y viene después del fin... En fin, no sé si me habré liado mucho explicándome, pero ahí queda eso!

FIN XD

Besos!!