miércoles, 12 de diciembre de 2007

LA ESTUPIDEZ HUMANA




Foto ganadora del Premio Pulitzer 1994, de una niña sudanesa rendida por el hambre mientras un buitre espera al acecho.

Hoy he elegido una foto para demostrar lo que nosotros los humanos occidentales e intelectuales clasificaríamos como “una obra maestra” o “foto reveladora”. Personalmente no me interesa lo que hable la prensa de esta foto, si realmente el fotógrafo ha logrado captar el Zeitgeist de esta época, si nos demuestra que existe injusticia en el mundo, si nosotros los occidentales vivimos demasiado bien en este mundo, etc... Para mí, es una foto que insulta nuestra propia razón de existencia en este mundo.

Considero que es una de las fotos que más me ha impactado y que demuestra el alto grado de egoísmo y estupidez humana, que según Einstein, es infinita. Ver cómo el buitre está esperando a la muerte de la pobre niña mientras que al mismo tiempo el fotógrafo, un hombre perfectamente alimentado, está escondido detrás de un árbol esperando a un momento decisivo para hacer la foto, me avergüenza en absoluto.

“Pero lo ideal sería que el buitre se acercara un poco más a la niña y extendiese las alas”, eso es lo que pensó en ese instante. ¿Cómo puede decir esto? No piensa en ningún momento de ir junto a la niña, sacarla de ese lugar, o espantar al buitre? Me avergüenzo del ser humano, de sus incapacidades de ayudar, sus incapacidades de ser compasivo y de sus ansiedades por lograr prestigio sea el precio que sea. La niña necesita ayuda y nosotros sólo miramos, igual que el buitre.

En cada momento de nuestra vida nos enfrentamos a una decisión entre dos vías, dos caminos o dos opciones que marcaran el rumbo del resto de nuestra vida. Kevin Carter la tuvo: podía haber ayudado inmediatamente a la niña o, podía haber sacado la mejor foto de su carrera y conseguir el triunfo que siempre había soñado. Eligió la segunda opción. Supongo que la avaricia es aún más grande que la compasión humana, pero a ver, ¿no es así desde siempre? ¿No somos así desde que existe la humanidad? Supongo que la ilustración o los pensamientos ilustrados de hace siglos no han tenido tanto efecto posteriormente como creíamos tener. Puede que no hemos superado la Edad Media, y en realidad nos encontramos en un mundo construido por nuestra cobardía y el deseo de estar en un lugar seguro. Supongo que nunca lograremos superar el paso de la teoría y acercarnos al progreso, al cambio de nuestras modos de pensamiento.

“Será la foto más importante de mi carrera, pero no estoy orgulloso de ella, no quiero ni verla. La odio. La tragedia y la violencia son imágenes poderosas; por eso se pagan así. Pero algo de la emoción, de la empatía y la vulnerabilidad que nos hacen humanos se pierde cada vez que apretamos el gatillo."

Eso es lo que dijo Kevin Carter en el momento de recibir el Pulitzer a la mejor foto de 1994. Pero mi pregunta es: ¿Qué hiciste para ayudarla? Una respuesta que nunca recibiré, porque a los pocos meses de recibir el premio, Kevin se suicida.

¿La moraleja de esta historia?

No hay, porque si la hubiese, esta foto no existiría.



Hi time magazine hi pulitzer prize
Tribal scars in technicolor
Bang bang club ak 47 hour

Kevin carter

Hi time magazine hi pulitzer prize
Vulture stalked white piped lie forever
Wasted your life in black and white

Kevin carter

The elephant is so ugly he sleeps his head
Machetes his bed kevin carter kaffir lover forever
Click click click click click
Click himself under



(Manic Street Preachers)

lunes, 3 de diciembre de 2007

“Si vous aimez l’amour… vous aimerez le surréalisme”

Ayer fui a ver una exposición en el MNAC, Yves Tanguy, el universo surrealista. Como amante del surrealismo tenía que verla. Además quería aprovechar la ocasión de conocer a un artista menos conocido que Dalí, Miró, Ernst o Breton pero si más oscuro, más introvertido y más enigmático con sus obras.

Aunque Tanguy nació en París, sus verdaderos orígenes están en la Bretagne, un lugar que siempre recordará en su vida y que se reflejará posteriormente en la mayoría de sus obras. En 1918, Tanguy se unió al ejército donde conoció a Jacques Prévert (por cierto, uno de mis poetas franceses favoritos, digamos que fui la sorpresa de la exposición) con el cual empezó una amistad profunda que duraría hasta su exilio a Nueva York. La amistad con Jacques Prévert hizo que pudiese entrar en el círculo de surrealistas de Andre Bretón (recordemos su manifiesto sobre el surrealismo). La Rue 54 de Château es la calle principal de los surrealistas de esta época en Paris y Tanguy vive aquí su Age d’Or.

En la década de los 30, Tanguy se ve involucrado en cambios a nivel persona y a nivel social. Sus obras no tienen tanta resonancia como lo había pensado y consecuentemente se emerge cada vez más en el alcohol. Al mismo tiempo fracasa su matrimonio y empieza una relación amorosa con la artista americana Kay Sage que más tarde se convierte en su segunda mujer.

Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, Tanguy decide exiliarse a Nueva York. Formará parte del grupo de los exiliados, en los cuales pertenecían también Breton, Ernst y Masson. Pierre Matisse (hijo del gran maestro Henry Matisse) le consigue exponer sus obras en su galería Matisse y le da un trabajo en una galería para dibujar y presentar obras. Al acabar la guerra, Tanguy y su mujer Kay se trasladan a Woodbury en Connecticut y viviría ahí el resto de su vida. Seguía añorando a la Bretagne pero no tuvo ocasión de volver jamás. Muere en 1955 con 55 años.

Su pasión por el arte apenas vino casualmente, es decir, en primer lugar apenas tenía conocimientos básicos sobre la pintura y además empezó a dibujar tras haber descubierto a Giorgio de Chirico (un gran maestro del surrealismo italiano, sus obras están en el MoMA). Empezó a dibujar varias obras, de las cuales no tenían mucho echo en el ámbito artístico, pero que le dio la oportunidad de evolucionar sus propios estilos de dibujo. Una de sus características autóctonas era su dedicación completa a sus obras, se sumergía intensamente a la producción, al dibujo de sólo un cuadro, y, cómo decía él, era bastante lento, ya que no quería trabajar al mismo tiempo en varias obras.

En cuanto a sus cuadros, podemos decir que representan un surrealismo parecido a Dalí o Miró. Muestran muchos paisajes vastos y abstractos, la mayoría suele representar a su querida Bretagne.

Una de sus técnicas más empleadas es el del cadáver exquisito. Es una técnica usada por los surrealistas y se basa en un viejo juego de mesa llamado "consecuencias" en el cual los jugadores escribían por turno en una hoja de papel, la doblaban para cubrir parte de la escritura, y después la pasaban al siguiente jugador para otra colaboración.

Al igual que muchísimos pintores surrealistas, no demuestra ningún límite entre el cielo y la tierra, tiene una limitada paleta de colores, algunas veces utiliza acuarela y a través de sus últimas obras empieza a familiar con el óleo. Aunque no se vean límites, Tanguy nos refleja formas geométricas, unas formas más abstractas, lejanas de la propia realidad.

¿Que he aprendido de Tanguy? Que sigo queriendo el surrealismo tanto como el primer día que conocí a Buñuel.