lunes, 3 de diciembre de 2007

“Si vous aimez l’amour… vous aimerez le surréalisme”

Ayer fui a ver una exposición en el MNAC, Yves Tanguy, el universo surrealista. Como amante del surrealismo tenía que verla. Además quería aprovechar la ocasión de conocer a un artista menos conocido que Dalí, Miró, Ernst o Breton pero si más oscuro, más introvertido y más enigmático con sus obras.

Aunque Tanguy nació en París, sus verdaderos orígenes están en la Bretagne, un lugar que siempre recordará en su vida y que se reflejará posteriormente en la mayoría de sus obras. En 1918, Tanguy se unió al ejército donde conoció a Jacques Prévert (por cierto, uno de mis poetas franceses favoritos, digamos que fui la sorpresa de la exposición) con el cual empezó una amistad profunda que duraría hasta su exilio a Nueva York. La amistad con Jacques Prévert hizo que pudiese entrar en el círculo de surrealistas de Andre Bretón (recordemos su manifiesto sobre el surrealismo). La Rue 54 de Château es la calle principal de los surrealistas de esta época en Paris y Tanguy vive aquí su Age d’Or.

En la década de los 30, Tanguy se ve involucrado en cambios a nivel persona y a nivel social. Sus obras no tienen tanta resonancia como lo había pensado y consecuentemente se emerge cada vez más en el alcohol. Al mismo tiempo fracasa su matrimonio y empieza una relación amorosa con la artista americana Kay Sage que más tarde se convierte en su segunda mujer.

Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, Tanguy decide exiliarse a Nueva York. Formará parte del grupo de los exiliados, en los cuales pertenecían también Breton, Ernst y Masson. Pierre Matisse (hijo del gran maestro Henry Matisse) le consigue exponer sus obras en su galería Matisse y le da un trabajo en una galería para dibujar y presentar obras. Al acabar la guerra, Tanguy y su mujer Kay se trasladan a Woodbury en Connecticut y viviría ahí el resto de su vida. Seguía añorando a la Bretagne pero no tuvo ocasión de volver jamás. Muere en 1955 con 55 años.

Su pasión por el arte apenas vino casualmente, es decir, en primer lugar apenas tenía conocimientos básicos sobre la pintura y además empezó a dibujar tras haber descubierto a Giorgio de Chirico (un gran maestro del surrealismo italiano, sus obras están en el MoMA). Empezó a dibujar varias obras, de las cuales no tenían mucho echo en el ámbito artístico, pero que le dio la oportunidad de evolucionar sus propios estilos de dibujo. Una de sus características autóctonas era su dedicación completa a sus obras, se sumergía intensamente a la producción, al dibujo de sólo un cuadro, y, cómo decía él, era bastante lento, ya que no quería trabajar al mismo tiempo en varias obras.

En cuanto a sus cuadros, podemos decir que representan un surrealismo parecido a Dalí o Miró. Muestran muchos paisajes vastos y abstractos, la mayoría suele representar a su querida Bretagne.

Una de sus técnicas más empleadas es el del cadáver exquisito. Es una técnica usada por los surrealistas y se basa en un viejo juego de mesa llamado "consecuencias" en el cual los jugadores escribían por turno en una hoja de papel, la doblaban para cubrir parte de la escritura, y después la pasaban al siguiente jugador para otra colaboración.

Al igual que muchísimos pintores surrealistas, no demuestra ningún límite entre el cielo y la tierra, tiene una limitada paleta de colores, algunas veces utiliza acuarela y a través de sus últimas obras empieza a familiar con el óleo. Aunque no se vean límites, Tanguy nos refleja formas geométricas, unas formas más abstractas, lejanas de la propia realidad.

¿Que he aprendido de Tanguy? Que sigo queriendo el surrealismo tanto como el primer día que conocí a Buñuel.

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