martes, 16 de septiembre de 2008





¡Hola mis amigos!

Hoy me pongo yo como protagonista y os envio una foto de mi fiesta de cumpleaños. Siento no haberos invitado a todos vosotros, pero es que fue una fiesta sorpresa. Me llevaron a un hotel lejos de aquí, en las montañas, cuyo verdadero nombre nadie recuerda, donde ya estaba nevando. ¡Imaginaros! ¡Nieve a mitad de septiembre! Bueno, pues, me llevó un colega que conocí a través de un amigo de un amigo de un amigo, ya sabeis, esas amistades pretenciosas que en el minuto 3 de las 15 horas se declaran los mejores amigos de la vida y en el minuto 4 de las 15 horas ya se olvidan de tí. En fin, llegué y me fascinó tanto que recorrí todo el hotel en menos de un día. Es grandísimo, tiene más de 6 plantas, pasillos largísimos, un salón de baile, un salón de juegos, etc.


La fiesta fue requetegenial. Conocí a un montón de personas. En el bar, el camarero me mezcló un gintonic ingenuoso y acabé tomándome un par más de lo debido. El cocinero afroamericano nos hizo unos canapés impresionantes. Jamás he comido algo que parecía tan fácil pero al mismo tiempo sabrosísimo. Me relevó que le gustaban mucho las naranjas, decía incluso que las olía cuando no las tenía cerca. Conocí también a un mayordomo que fue tan amable de acompañarme al lavabo y de eliminar la mancha que me hice en mi vestido de cócktel negro al comer los canapés. Aisss, ¡es que no puedo tener nada limpio! Menos mal que no me vio mi madre. Ya estaría sentiendo vergüenza ajena. Me contó que tiene dos hijas gemelas y que les mucho jugar con cosas raras, como hachas, cuchillos y serradoras eléctricas. Pero no le noté nada preocupado. Supongo que confía mucho en ellas. Conocí también a un escritor obsesionado con acabar con una novela de terror en la cual la trama principal era matar a su mujer y a su hijo. Me relevó bastantes aspectos de la novela, pero se quedó en blanco cuando le pregunté por el final de la novela. Creo que no entendía lo qué le preguntaba. En fin, es muy simpático, aunque no paraba de tener esa sonrisa diabólica.

Hoy, por cierto, estoy con mucha resaca, estoy aún en este hotel. ¡Fijaros que incluso me ofrecieron trabajo y todo! Están tan contentos conmigo que no quieren que me vaya. Me lo estoy pensando, tengo la sensación que aquí podré realmente relajarme y despreocuparme de mis problemas. Espero contaros más historias divertidas de este hotel. Y es que ¡¡se está tan a gusto aquí!!

PD: ¡por cierto! ¡la foto la hice yo! Por eso no salgo, jijiji. Estamos todos en el salón de baile. Aaaahhhhh... ¡no me quiero ir de aquí! I want to stay here forever... and ever... and ever...

Saludos guap@s!

1 comentario:

Bielix dijo...

¿Cómo va esa resaca? Mira que no invitarme, sniff... xD

Besos!