miércoles, 2 de abril de 2008

Auf der anderen Seite (Al otro lado)

Auf der anderen Seite (Al otro lado)

Mis palabras son, sin duda, las de un migrante, y las de un minoritario. Pero me parece que reflejan una sensibilidad cada vez más compartida por nuestros contemporáneos. ¿No es característico de nuestra época haber convertido a todos los seres humanos, de algún modo, en migrantes y minoritarios? Todos estamos obligados a vivir en un mundo que se parece muy poco al terruño del que venimos, todos hemos de aprender otros idiomas, otros lenguajes, otros códigos; y todos tenemos la impresión de que nuestra identidad, tal como nos la venimos imaginando desde la infancia, se encuentra amenazada.

(Identidades Asesinas, Amin Maalouf)

La última película de Fatih Akin “Auf der anderen Seite” refleja tres historias en las cuales las vidas de seis personas de distintas nacionalidades se cruzan involuntariamente por varios acontecimientos. La película en sí me acordó al ensayo de Amin Maalouf sobre las identidades asesinas, un texto en el cual Amin (él mismo es inmigrante) nos explica las razones por la existencia de fundamentalismos y movimientos destinados a la defensa de la propia identidad y cultura. Analiza temas como la emigración, inmigración, identidad y distinciónFatih Akin denuncia también en mayor grado la desintegración y la pérdida de valores de los individuos en sociedades postmodernas. De nuevo, Fatih Akin nos expone su principal tema de la multiculturalidad en la sociedad alemana, una sociedad cada vez más marcada por su larga historia de imigrantes de la década de los 50 y 60. Ahora su segunda y tercera generación de hijos, con estudios acabados, licenciados, forma parte de esta cultura, son empleados con trabajos fijos, escritores, periodistas, músicos, directores. Es por eso, que en la película, el libro que regala Nejat a su padre es la última novela de Selim Özdogan, un escritor alemán de origen turco al que se le considera ya parte de la cultura contemporánea alemana. ¿Por qué se le sigue dando estas características discriminatorias (en sentido de distinción)?

Muchos se han ido de su tierra natal, y muchos otros, sin irse, ya no la reconocen. Ello se debe sin duda, en parte, a una característica permanente del espíritu humano, que tiene una inclinación natural a la nostalgia, pero se debe también a que al acelerarse la evolución hemos recorrido en treinta años lo que antaño sólo se recorría en muchas generaciones. Asimismo, la condición de migrante ya no es únicamente la de una categoría de personas separadas de su medio nutricio, sino que además ha adquirido un valor ejemplar. El migrante es la víctima primera de la concepción “tribal” de la identidad. Si sólo cuenta con una pertenencia, si es absolutamente necesario elegir, entonces el migrante se encuentra escindido, enfrentado a dos caminos opuestos, condenado a traicionar o a su patria de origen o a su patria de acogida, traición que inevitablemente vivirá con amargura, con rabia.

Todos sabemos, que para un nativo que nunca ha salido de su hogar, es difícil de imaginarse la situación de un individuo que decide abandonar su país por razones decisivas, pero aún es más difícil imaginarse un hijo de un inmigrante nacido en el país de acogida, que vivió toda su vida ahí, fue al colegio, instituto, universidad, que mantiene contactos sólo con nativos y que tenga mejor conocimiento lingüístico que sus amigos nativos. ¿Por qué se les pone difícil a la hora de concederle la nacionalidad? ¿Por qué sigue en este caso habiendo discriminación social?

Para acabar, considero que este abstracto del libro explica muy bien una parte esencial de la película, que es lo de sentirse un inmigrante:

Antes de ser inmigrante, se es emigrante. Antes de llegar a un país se ha tenido que abandonar otro, y los sentimientos de una persona hacia la tierra que abandona no son nunca simples. Si se va es porque hay cosas que rechaza: la represión, la inseguridad, la pobreza, la falta de horizontes. Pero muchas veces ese rechazo está acompañado por un sentimiento de culpabilidad. Hay personas cercanas a las que siente haber abandonado, una casa en la que ha crecido, tantos y tantos recuerdos agradables. Hay asimismo lazos que persisten, los de la lengua o la religión, y también la música, los compañeros de exilio, las fiestas, la cocina. Paralelamente, no son menos ambiguos sus sentimientos hacia el país de acogida. Si se ha ido a vivir a él es porque espera hallar allí una vida mejor, para sí mismo y para los suyos; pero junto a esa esperanza ve con recelo lo desconocido porque la relación de fuerzas es desfavorable para él; teme verse rechazado, humillado, está muy pendiente de toda actitud que denote desprecio, ironía o compasión.

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