


...siempre nos quedará Brokeback Mountain...
Vivir sin filosofar es, propiamente, tener los ojos cerrados, sin tratar de abrirlos jamás (René Descartes)
“Vivir en paz es un privilegio de una parte del mundo”
He acabado por fin de leer la novela gráfica Persépolis (“la ciudad persa”) de Marjane Satrapi y me ha fascinado aún más que la película. Como sabéis, la historia refleja la juventud y la adolescencia de Marjane Satrapi, una iraní que vivió en la época de constante guerra y transformación en su propio país natal.
En su constante búsqueda de la libertad, en la cual se incluya la libertad de expresión, de vestimenta, de opinión y de vida, los padres de Marjane se vieron obligados a sacar a su propia hija fuera del país con tan sólo 14 años. Estuvo durante varios años en Viena, en una ciudad en la cual no entendía ni el idioma ni tampoco la conducta de sus habitantes. De todos modos, eso sí, estuvo libre de la presión de las autoridades islámicas iranís.
Con el paso del tiempo, Marjane nota, que no encontraba la libertad que tanto ansiaba. Se trasladó a Viena para salir de las miserias de la guerra pero no se sentía cómoda ni aceptada con lo cual le llevó incluso a negar su propia identidad para poder integrarse mejor en la sociedad. Se vio sumergida a una generación de niños y adolescentes que no habían vivido jamás una guerra, de estar obligados a llevar un velo, de esconderse en el sótano cuando caían las bombas, de no haber visto jamás morir a una persona querida. Poco a poco pero se integra a la sociedad “occidental” y empieza a tener una adolescencia normal, sus primeros amigos, su primer amor y su primer desamor: “había sobrevivido a una guerra que me había alejado de mi país y de mis padres y una banal historia de amor había estado a punto de acabar conmigo.”
A veces olvidamos que hay personas que lo pasan aún peor que nosotros y yo mismo me incluyo en “nosotros.” Yo, que nací en septiembre de 1979, justo en el mes de la revolución de Irán. Yo, que tuve la suerte de estar con mis padres, que tuve la suerte de gozar de mi libertad de expresión, de mi propia forma de vestirme, de no esconderme de mi misma mientras que Marjane (a mi edad) vio morir a sus mejores amigos en la guerra, vio como todos los hijos de familias se vieron obligados a ir al frente con la promesa de que su muerte le abriese las puertas del paraíso (les daban una llave como garantía de que si muriesen como mártires entrarían en el paraíso y tendrían comida, fama, dinero y mujeres).
En fin, generación de la post-modernidad, la libertad es un lujo que no sabemos apreciar aún. La libertad es un sentimiento de liberación que pocas personas saben valorar. La libertad es un privilegio para solo una parte del mundo.
La escena que más me ha conmovido personalmente fue con la abuela de Marjane antes de su salida de Irán:
"En la vida te encontrarás a muchos gilipollas, si te hacen daño piensa que es su estupidez lo que les impulsa a hacerte daño, así no responderás a su maldad, porque no hay nada peor en el mundo que la amargura y la venganza. Se siempre digna e íntegra contigo misma.
Pues no olvides esto: el miedo nos hace perder la conciencia y también nos convierte en cobardes. Has sido muy valiente, estoy orgullosa de ti."
“Si alguien te hace llorar, no se merece tus lágrimas, porque quien realmente se las merece, nunca te hará llorar.”
¿Qué puedo hacer cuando ya no sé qué hacer con la tristeza que me encarna desde varios meses? ¿Qué puedo hacer para quitarme de encima este vértigo que me impide mirar hacia delante, saltar desde un gran edificio y dejar todo lo ocurrido detrás? ¿Qué puedo hacer cuando esta tristeza me atrapa y me ahoga dejándome sin aire, cubriendo mi cara y mi alma de lágrimas pesadas y tirándome al suelo? ¿Qué puedo hacer cuando mi positivismo me ha abandonado y ya no es mi fiel amigo? ¿Qué puedo hacer para despertarme una mañana y olvidarme de todo?
Seguir viviendo.
Foto ganadora del Premio Pulitzer 1994, de una niña sudanesa rendida por el hambre mientras un buitre espera al acecho.
Hoy he elegido una foto para demostrar lo que nosotros los humanos occidentales e intelectuales clasificaríamos como “una obra maestra” o “foto reveladora”. Personalmente no me interesa lo que hable la prensa de esta foto, si realmente el fotógrafo ha logrado captar el Zeitgeist de esta época, si nos demuestra que existe injusticia en el mundo, si nosotros los occidentales vivimos demasiado bien en este mundo, etc... Para mí, es una foto que insulta nuestra propia razón de existencia en este mundo.
Considero que es una de las fotos que más me ha impactado y que demuestra el alto grado de egoísmo y estupidez humana, que según Einstein, es infinita. Ver cómo el buitre está esperando a la muerte de la pobre niña mientras que al mismo tiempo el fotógrafo, un hombre perfectamente alimentado, está escondido detrás de un árbol esperando a un momento decisivo para hacer la foto, me avergüenza en absoluto.
“Pero lo ideal sería que el buitre se acercara un poco más a la niña y extendiese las alas”, eso es lo que pensó en ese instante. ¿Cómo puede decir esto? No piensa en ningún momento de ir junto a la niña, sacarla de ese lugar, o espantar al buitre? Me avergüenzo del ser humano, de sus incapacidades de ayudar, sus incapacidades de ser compasivo y de sus ansiedades por lograr prestigio sea el precio que sea. La niña necesita ayuda y nosotros sólo miramos, igual que el buitre.
En cada momento de nuestra vida nos enfrentamos a una decisión entre dos vías, dos caminos o dos opciones que marcaran el rumbo del resto de nuestra vida. Kevin Carter la tuvo: podía haber ayudado inmediatamente a la niña o, podía haber sacado la mejor foto de su carrera y conseguir el triunfo que siempre había soñado. Eligió la segunda opción. Supongo que la avaricia es aún más grande que la compasión humana, pero a ver, ¿no es así desde siempre? ¿No somos así desde que existe la humanidad? Supongo que la ilustración o los pensamientos ilustrados de hace siglos no han tenido tanto efecto posteriormente como creíamos tener. Puede que no hemos superado la Edad Media, y en realidad nos encontramos en un mundo construido por nuestra cobardía y el deseo de estar en un lugar seguro. Supongo que nunca lograremos superar el paso de la teoría y acercarnos al progreso, al cambio de nuestras modos de pensamiento.
“Será la foto más importante de mi carrera, pero no estoy orgulloso de ella, no quiero ni verla. La odio. La tragedia y la violencia son imágenes poderosas; por eso se pagan así. Pero algo de la emoción, de la empatía y la vulnerabilidad que nos hacen humanos se pierde cada vez que apretamos el gatillo."
Eso es lo que dijo Kevin Carter en el momento de recibir el Pulitzer a la mejor foto de 1994. Pero mi pregunta es: ¿Qué hiciste para ayudarla? Una respuesta que nunca recibiré, porque a los pocos meses de recibir el premio, Kevin se suicida.
¿La moraleja de esta historia?
No hay, porque si la hubiese, esta foto no existiría.
Hi time magazine hi pulitzer prize
Tribal scars in technicolor
Bang bang club ak 47 hour
Kevin carter
Hi time magazine hi pulitzer prize
Vulture stalked white piped lie forever
Wasted your life in black and white
Kevin carter
The elephant is so ugly he sleeps his head
Machetes his bed kevin carter kaffir lover forever
Click click click click click
Click himself under
(Manic Street Preachers)
Ayer fui a ver una exposición en el MNAC, Yves Tanguy, el universo surrealista. Como amante del surrealismo tenía que verla. Además quería aprovechar la ocasión de conocer a un artista menos conocido que Dalí, Miró, Ernst o Breton pero si más oscuro, más introvertido y más enigmático con sus obras.
Aunque Tanguy nació en París, sus verdaderos orígenes están en la Bretagne, un lugar que siempre recordará en su vida y que se reflejará posteriormente en la mayoría de sus obras. En 1918, Tanguy se unió al ejército donde conoció a Jacques Prévert (por cierto, uno de mis poetas franceses favoritos, digamos que fui la sorpresa de la exposición) con el cual empezó una amistad profunda que duraría hasta su exilio a Nueva York. La amistad con Jacques Prévert hizo que pudiese entrar en el círculo de surrealistas de Andre Bretón (recordemos su manifiesto sobre el surrealismo). La Rue 54 de Château es la calle principal de los surrealistas de esta época en Paris y Tanguy vive aquí su Age d’Or.
En la década de los 30, Tanguy se ve involucrado en cambios a nivel persona y a nivel social. Sus obras no tienen tanta resonancia como lo había pensado y consecuentemente se emerge cada vez más en el alcohol. Al mismo tiempo fracasa su matrimonio y empieza una relación amorosa con la artista americana Kay Sage que más tarde se convierte en su segunda mujer.
Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, Tanguy decide exiliarse a Nueva York. Formará parte del grupo de los exiliados, en los cuales pertenecían también Breton, Ernst y Masson. Pierre Matisse (hijo del gran maestro Henry Matisse) le consigue exponer sus obras en su galería Matisse y le da un trabajo en una galería para dibujar y presentar obras. Al acabar la guerra, Tanguy y su mujer Kay se trasladan a Woodbury en Connecticut y viviría ahí el resto de su vida. Seguía añorando a la Bretagne pero no tuvo ocasión de volver jamás. Muere en 1955 con 55 años.
Su pasión por el arte apenas vino casualmente, es decir, en primer lugar apenas tenía conocimientos básicos sobre la pintura y además empezó a dibujar tras haber descubierto a Giorgio de Chirico (un gran maestro del surrealismo italiano, sus obras están en el MoMA). Empezó a dibujar varias obras, de las cuales no tenían mucho echo en el ámbito artístico, pero que le dio la oportunidad de evolucionar sus propios estilos de dibujo. Una de sus características autóctonas era su dedicación completa a sus obras, se sumergía intensamente a la producción, al dibujo de sólo un cuadro, y, cómo decía él, era bastante lento, ya que no quería trabajar al mismo tiempo en varias obras.
En cuanto a sus cuadros, podemos decir que representan un surrealismo parecido a Dalí o Miró. Muestran muchos paisajes vastos y abstractos, la mayoría suele representar a su querida Bretagne.
Una de sus técnicas más empleadas es el del cadáver exquisito. Es una técnica usada por los surrealistas y se basa en un viejo juego de mesa llamado "consecuencias" en el cual los jugadores escribían por turno en una hoja de papel, la doblaban para cubrir parte de la escritura, y después la pasaban al siguiente jugador para otra colaboración.
Al igual que muchísimos pintores surrealistas, no demuestra ningún límite entre el cielo y la tierra, tiene una limitada paleta de colores, algunas veces utiliza acuarela y a través de sus últimas obras empieza a familiar con el óleo. Aunque no se vean límites, Tanguy nos refleja formas geométricas, unas formas más abstractas, lejanas de la propia realidad.
¿Que he aprendido de Tanguy? Que sigo queriendo el surrealismo tanto como el primer día que conocí a Buñuel.
¿Quién no conoce el Game Bo
y de Nintendo? ¿Quién no conoce a Super Mario Land, a Tetris, a Zelda? Habrá que decir, que la década de los 90 fue una época en la que la tecnología juguetera ha tenido una gran revolución. Aunque a principios no había tenido tanto éxito (recordemos la competencia de Sega), gracias a Tetris ha podido llegar a ser el videojuego portátil más vendido de estos últimos 20 años ¡Qué ilusión de llevarnos el videojuego de viaje! Todos nosotros habíamos soñado en llevarnos unos videojuegos de viaje, a clase, a casa de un amigo. Me acuerdo de haber estada obsesionada con Tetris, incluso he pasado veranos enteros con mis primos en el pueblo combatiendo y entrenando para el gran campeonato. Recuerdo las noches en mi cama cuando veía como se caían los cuadritos en mis ojos para hacer una línea o un Tetris (4 líneas). ¡Y las melodías de los juegos! Uff, sonaban más que las canciones de verano en la radio. En fin, esos maravillosos años quedarán sólo un recuerdo ya que Nintendo ha declarado de no producir más esta serie de consolas.
La verdad es que el modelo original ha caducado demasiado rápido.
Ya con la introducción del 3D en los videojuegos era cuestión de tiempo en el que Super Mario World en 2D no resultase tan atractivo. Además el primer mode
lo en color verde también tenía fecha de caducidad con la entrada de las consolas en color. Y claro, la introducción de la Playstation fue el cáncer para el Game Boy. Esta declaración de muerte será sólo en papel, ya que nadie podrá mencionar la década de los 90 sin pensar en el Game Boy.
¡Demos las gracias a los japoneses por habernos construido grandes ilusiones!
Hoy he decidido mostraros lo que yo considero una de las obras de arte más impactantes del Siglo XX: Nighthawks de Edward Hopper.
En un momento, vemos a los protagonistas sentados en un bar (suponemos que se llama Philleis como lo indica el cartel sobre la ventana) a principios o medianos de la noche. Parece una escena de una obra de Ernest Hemingway. Aparentemente ninguno de los tres parece estar hablando, tampoco se miran, están completamente perdidos en sí mismo. Dos parecen formar una pareja, el tercero es un huésped convencional del bar al cual no vemos su cara y el camarero está sumergido en su trabajo. Es el único que parece mirar hacia fuera, alomejor una señal de que es el único que no está escapando de la realidad. El “diner” hace esquina con dos calles que están prácticamente vacías, no hay nadie a esas horas paseando, comprando un periódico o conduciendo. Los pisos y la tienda enfrente están completamente vacíos y cerrados.
Lo único que nos hace escapar de la oscuridad es la luz procedente del bar, nos ilumina la calle y a los personajes protagonistas, pero eso es todo. No transmite ni calor ni serenidad.
Hopper empezó a pintar este cuadro después del ataque de los japoneses en Pearl Habor, una época, en la que la sociedad norteamericana se veía en una guerra y consecuentemente en una depresión sin callejón de salida. En su obra podemos ver cómo se reflejan estos sentimientos por dos motivos: en primer lugar, el camarero no parece tener una salida de la barra ya que ésta forma un triángulo que le atrapa y en segundo lugar, el bar en general no parece tener salida, parece que están atrapados en este lugar, que no pueden escapar de ello.
Por lo tanto Hopper nos descifra la soledad urbana que sufre las grandes ciudades, una soledad que sufren los personajes pese a que estén acompañados. Todos sus personajes están inmersos en el silencio, en un espacio real y metafísico comunicando al mismo tiempo un sentimiento de alejamiento. Esto es Hopper y esto es la realidad.